Alberto Barciela.
Todos tenemos nuestras razones: iguales, contrapuestas, divergentes. Cada uno goza de las suyas, con sus matices, culturales, ideológicos, religiosos, políticos. Con sus tonalidades, incluso geográficas. Con sus perspectivas, propias de las condiciones climáticas, de las densidades demográficas, del envejecimiento, de las demandas de cada momento y de cada calendario. De las oportunidades y circunstancias. Vivimos experiencias semejantes y disímiles. Compartimos historias de raíces iguales, que los fractales de la Historia hicieron divergir de ese tronco común del que descendió la madre común. Todos hemos gozado y sufrido, conocido momentos de ilustración y de incultura, escuchado a a sabios y soportado a ignorantes, a sensatos seres lógicos y a locos fanáticos. Y así hemos llegado hasta nuestros días.