Muere Antonio Gasset, histórico presentador de «Días de cine»

por Ricardo Megias

Su hablar tronante y sus presentaciones fulgurantes se convirtieron no sólo en su firma sino en su forma desprejuiciada y sin complejos ni limitaciones de entender el cine y hasta la vida

Los más fieles cuentan que escribía a mano, nunca sobre el teclado de un ordenador. Y que lo hacía de un tirón. Sobre el escritorio, pensaba cada una de sus fulgurantes intervenciones y sin levantar el boli del papel era capaz de dar entrada a la publicidad, destrozar la última Palma de Oro o lamentarse de lo poco que cobraba con precisión, gracia y, sobre todo, estilo. Mucho estilo. La crítica cinematográfica (pues eso era) tenía en él a una especie de Cioran desengañado, de escultor de axiomas derrotados, donde el cine apenas era una excusa para todo lo demás. Y todo lo demás empezaba y acaba en él. Gasset se alimentaba de sí mismo, siempre tan seguro de cada una de sus inseguridades.

Así escribió, respiró y vivió Antonio Gasset, fallecido este miércoles a los 75 años, durante los doce años (1995-2007) que dirigió y presentó Días de cine, en La 1. Sobre la inteligencia de los directores de cine, sobre el alcoholismo, sobre el cambio de horario de su programa, sobre la vida en general… siempre con el rictus serio por aquello de respetar la máxima de Twain, pero… quién se resistía. Cuentan que cuando daba con la frase justa ya era perfectamente capaz de adelantar el éxito de la ocurrencia. Y así se lo hacía saber a todos. Y acertaba. Antes de que existiera siquiera el término trending topic, él ya lo era. Y ahí sigue pese a todo.

Gasset era el último representante de una clase única de periodistas. La que empezaba y acababa en él. Sin embargo, lejos de él la tentación del egoísmo. Lo suyo era más bien una sana vanidad divertidamente enferma de sí misma a la vez que devota admiradora del talento de los demás. Su éxito, decía, era el de su equipo. Llamémoslo simplemente personalidad y agradecimiento, las dos cosas. De hecho, por su programa, en calidad de periodistas incipientes pasaron desde directores de cine de éxito como Daniel Monzón a lo más granado de la crítica cinematográfica española. Desde José Luis Guarner a Jordi Costa pasando por Nando Salvá, Sergi Sánchez o Alberto Bermejo. Todos aprendieron (aprendimos) de su juicio libre de prejuicios, de su pasión desapasionada, de su ingenio condenadamente incorrecto.

No deja de ser curioso que las dos figuras que ha dado la televisión pública que marcaron la forma de ver cine de generaciones enteras compartieran una voz ligera o marcadamente gangosa. Primero Alfonso Sánchez con sus diatribas doctorales y luego Gasset con sus relámpagos de sabiduría a calzón quitado, los dos dejaron claro que el cine es un asunto demasiado serio para tomárselo demasiado en serio. Los dos hablaban desde el eco de lo más adentro de sí mismos.

Los inicios de Gasset en la Días de cine son detrás de las cámaras como director del programa que presentaba en 1994 Aitana Sánchez Gijón. Antes había ejercido de reportero para todo en Informe Semanal y llevaba a gala haber cubierto la muerte de Paquirri. Un año después, en 1995, asumió el doble trabajo de presentar y dirigir un programa de referencia que en apenas una semana celebrará sus 30 años en antena. Ya sin el periodista y crítica cinematográfico que había abandonado el ente público en 2007 cuando se acogió un expediente de regulación de empleo y dejó su puesto.

Familiar lejano del filósofo José Ortega y Gasset, el presentador encontró previamente a la televisión un hueco en el cine donde incluso llegó a participar como actor muy secundario en tres películas de los 70-80: Un, dos, tres… al escondite inglés (1970), Arrebato (1979) y Gary Cooper, que estás en los cielos (1980). Incluso se atrevió con el guion y la dirección en el corto Los hábitos del incendiariocon Emma Cohen como protagonista.

Pero si por algo será recordada la figura de Gasset es por el inicio de sus programas y por sus frases mordaces sobre cualquier aspecto de la actualidad y la vida social de los españoles. «Tomaos con filosofía y paciencia las pasiones futbolísticas, sexuales y políticas», «esta pausa de publicidad será tan corta como el sueldo del presentador», «rezaré para que ninguno de sus hijos se haya presentado al cásting de Operación Triunfo»… son solo algunas de las perlas que el presentador fue dejando durante sus años ante las cámaras.

Tras su muerte son muchos los compañeros de profesión que han recordado a quien en 2011 fuera reconocido con el Premio de Comunicación Alfonso Sánchez en 2011 por la Academia del Cine, institución que ha confirmado este mediodía su fallecimiento. «Por siempre, «los idiotas serán siempre idiotas, proyectemos lo que proyectemos». Un abrazo desde el humilde programa del que fuiste su «irresponsable» director», ha recordado Gerardo Sánchez, hoy en el puesto de director del programa que popularizó Gasset.

«Nos queda su ingenio y esas maravillosas entradillas que permanecerán para siempre en nuestro recuerdo», han detallado desde la cuenta oficial del archivo de RTVE, que a través de un vídeo con sus mejores inicios de programa.

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