Alberto Barciela.
Todas los indicios conducen a la guerra. Es lo que conlleva un mundo construido sobre mentiras, por poderes evidentes u ocultos, corruptos y mafiosos, económicos y políticos, en todo caso avariciosos, usureros. Entre los perversos, los unos aparentan estar contra los otros o al servicio de los otros o compinchados con los otros. Creemos saber, pero desconocemos incluso el alcance de lo que desconocemos, inmersos en un indeterminado número de informaciones múltiples, casi infinitas, tergiversadas, casi siempre interesadas. Nos educan para la producción y el consumo, como esclavos de un sistema que avalamos mediante el voto y que nos utiliza.