Los últimos 30 años han supuesto un auge de esta garantía en todo el mundo, pero las restricciones informativas por la pandemia han frenado su impulso
El próximo 2 de diciembre se cumplirán exactamente 254 años desde que Suecia publicara la primera ley de acceso a la información pública en todo el mundo. Aquel hito suponía el origen con tintes constitucionales de lo que hoy se entiende en las democracias como un derecho (fundamental para unas, ordinario para otras) con el que garantizar «una gobernanza transparente que favorezca la libertad de expresión, la diversidad cultural y lingüística y la participación en la vida pública».
Audrey Azoulay, directora general de la Unesco, lo describía de esa forma un 28 de septiembre de 2019, en el marco del Día Internacional del Acceso Universal a la Información Pública que hoy se celebra. Fue meses antes de que explotara la crisis sanitaria actual que ha puesto de relieve, más si cabe, la necesidad de una información fiable por parte de administraciones y periodistas y de que el ciudadano, sea de donde sea, tenga recursos suficientes para dar con ella.