Las publicaciones de los periodistas en redes sociales pueden dañar la reputación de los medios para los que trabajan. Esta fue la justificación que ofreció hace unos días el exdirector de The New York Times, Dean Baquet, para recomendar a los periodistas de la cabecera que evitaran participar en las conversaciones de Twitter. Baquet señalaba en aquel momento que los redactores tenían que “reflejar los valores del diario” y “ser consistentes con los estándares editoriales, guía para redes sociales y normas de comportamiento”.
Estas advertencias también las traslada ahora a sus redactores otro de los más prestigiosos diarios internacionales. The Guardian ha aprobado una política de uso de redes sociales para las cuentas personales de sus periodistas, cuyo incumplimiento podría acarrear medidas disciplinarias.
La guía de uso incluye pautas como la prohibición de criticar a compañeros en redes sociales. “Nunca critiques a tus colegas. Aborde siempre los problemas o desacuerdos fuera de la red”, indica la norma, que también se hace extensiva a trabajadores freelance. “Los autónomos contratados que insultan a sus colegas”, advierte el periódico, “pueden estar incumpliendo sus contratos, mientras que los autónomos ocasionales pueden ver afectadas futuras oportunidades con la empresa”.
The Guardian también aconseja a sus empleados que eviten exponer visiones partidistas en estos canales, de la siguiente manera: “Tenga en cuenta que expresar opiniones partidistas o fuertes en redes sociales puede dañar la reputación de The Guardian y la del periodista. Lo mismo se aplica a los me gusta y retweets”.
Asimismo, la dirección del diario británico también les recomienda eliminar periódicamente tuits antiguos. De hecho, ofrecen la posibilidad de usar el servicio Tweetdelete y cargar su coste como gasto de empresa.
Los medios de comunicación buscan asegurar de esta manera mitigar riesgos reputacionales provocados por sus empleados y el cumplimiento de sus líneas editoriales. Una decisión especialmente criticada por numerosos periodistas que defienden que las opiniones vertidas en redes sociales son personales. La polémica se aviva con noticias como la que protagonizó en octubre de 2021, el dibujante de Telegraph, Bob Moran, al ser despedido del periódico por emitir opiniones personales controvertidas en Twitter sobre el uso de mascarillas en el transporte público.
Fuente: Dircomfidencial