RTVE duplica el gasto en personal de Atresmedia y Mediaset juntas

por Redacción
  • La pública tiene una plantilla de 6.537 personas, el doble que las privadas juntas

Hace poco más de 30 años que RTVE era el principal grupo de comunicación de España, es lo que tiene ser el único. Unos años de bonanza que ya solo quedan en la memoria de los más nostálgicos, de hecho, la Corporación está atravesando uno sus peores momentos tanto a nivel económico como a nivel social. Según los últimos Presupuestos Generales de Estado (PGE) aprobados por el Gobierno estiman que en 2022 su deuda se dispare hasta los 588 millones de euros, un 61,5% más de lo registrado a junio de 2021, cuando el endeudamiento fue de 364 millones.

Hay que tener en cuenta que en la actualidad RTVE cuenta con un presupuesto aproximado de 986 millones, sumando la partida destinada en los PGE más las aportaciones de los grupos de comunicación y telecomunicaciones privados, y una plantilla de más de 6.500. Estos datos se agravan si se comparan al ente público con sus dos principales competidores, Atresmedia y Mediaset. Ambos grupos suman una plantilla aproximada de 3.500 personas, la mitad que RTVE en su conjunto.

No solo la plantilla es el doble, también duplica el coste de personal en comparación con el que registran las dueñas de Antena 3 y Telecinco. RTVE tiene unos gastos de personal de 431 millones de euros según aparece reflejado en su última memoria. Esto se traduce en un coste del 43% de sus ingresos presupuestarios, unos 1.000 millones. Sin embargo, en Atresmedia ronda el 17% (168 millones) y en Mediaset no llega al 10,5% (91,9 millones). Sus ingresos en 2021 fueron de 963,2 millones y 876, millones respectivamente. En datos totales RTVE prácticamente duplica el gasto en personal de Atresmedia y Mediaset juntas.

La realidad es que esta no es una situación exclusiva de la televisión pública española, se repite entre los diferentes grupos audiovisuales públicos europeos. Estos organismos tienen una plantilla estable de 129.000 trabajadores (111.000 empleados entre las 20 principales), con una edad media superior a los 53 años y unos costes medios cercanos al 40% de sus ingresos presupuestarios, según datos recogidos en el informe Estudio de la situación y tendencias de los medios audiovisuales públicos europeos ante la sociedad digital elaborado por Forta y la Universidad de Santiago de Compostela.

En la BBC (Reino Unido), por ejemplo, los costes de personal ascienden hasta el 29,73%, en la RAI, el grupo italiano, se sitúan en el 39%, mientras que las dos radiotelevisiones públicas de Alemania, la ARD y la ZDF, rondan el 28% y el 23% respectivamente. El ranking lo lidera la radiotelevisión pública de Grecia con unos costes del personal que se aproximan al 70% y la sigue muy cerca el organismo de Suecia, con un 68%. En el otro extremo aparecen el grupo de Suecia, un 20%, y el de Hungría y Dinamarca con un 25% de costes de personal cada una.

Entre los principales privados están Prosieben, alemán, con unos costes del 17%; Mediaset Italia, con un 19%; Media Capital-TVI Portugal, un 26,4%; TF1 Francia con unos costes de personal del 20,7% o Vivendi, con un 24%.

Diferentes financiaciones

Los grupos de comunicación privados se financian a base la publicidad, aquí no hay dudas. Sin embargo, la cosa cambia en los públicos, RTVE, sin ir más lejos, no tiene anuncios desde 2009. Estos medios se financian con tres modelos diferentes, aunque con variedad de tipología, tarifas y procedimientos.

Hasta un total de 13 países de la Unión Europa tienen un canon o impuesto sobre la radiodifusión pública, con tarifas anuales que van desde los 300 euros de Austria o los 335 de Suiza hasta los 36 euros que pagan los ciudadanos de Portugal o Grecia.

Otros 11 países aportan su financiación a través de presupuestos estatales, como es el caso de España, y otros dos países (Suecia y Finlandia) tienen un modelo de tasa a la radiodifusión pública sobre el impuesto de la renta de las personas físicas, mediante reducción de la deducción fiscal de los ciudadanos.

Pese a las diferencias que existen, desde la Unión Europea de Radiodifusión consideran que el canon, tanto el tradicional sobre receptores como el nuevo cargo por hogar y por IRPF, como el método más legítimo y acorde a los cuatro principios de financiación pública: la estabilidad manteniendo la financiación sólida y permitiendo planificar a medio plazo; la independencia, al ser menos volátil que la financiación a través de los presupuestos estatales y por tanto menos sujeta a recortes coyunturales; la transparencia y la rendición de cuentas, estableciendo un vínculo directo de financiación entre los medios y público; y por último, la universalidad y la justicia, siendo obligatoria para todos los usuarios, consuman o no televisión pública.

De media, el coste del canon en el área de la Unión Europea se sitúa en 0,33 euros diarios o 121 euros anuales, más barato que la mayoría de los servicios europeos de suscripción.

Esta cantidad se ha ido reduciendo en los últimos años, si se analiza el último lustro se ha reducido un 0,8%. «Una caída de los ingresos a través de la tasa supone un riesgo importante para el desempeño de los medios públicos europeos», aseguran Forta y la Universidad de Santiago en su estudio.

Caso español

Pese a que la Unión Europea recomienda el canon como el método más legítimo parece difícil, por no decir imposible, que esta tasa se implante en España. Así lo creen al menos las principales organizaciones del país.

«En España es totalmente inviable llevarlo a cabo principalmente porque la gran mayoría de las personas no quieren pagar más impuestos», ha asegurado José M.ª García García, del Sindicato de Comunicaciones y Cultura de FESMC-UGT, con motivo de la votación en el Congreso de la nueva Ley Audiovisual. «Hay que tener en cuenta que nosotros ya pagamos impuestos, pagamos impuestos para mantener los servicios públicos y RTVE es un servicio público más que se debe financiar con esos impuestos y vía presupuestos generales del estado», añade José Ángel Jiménez Morales, de la Federación Estatal de Gráficas y Medios de Comunicación de la CGT.

Fuente: El Economista

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